lunes, 25 de octubre de 2010

Pláticas Mensuales

Los temas que se han presentado en este BLOG hasta ahora corresponden a lo que es publicado en lo que denominamos "pizarrón", donde compartimos con la comunidad del Centro un poco de información sobre temas diversos. Aunado a ello realizamos pláticas mensuales para apoyar tópicos de las problemáticas que pueden presentar los preescolares, escolares o adolescentes.
Este martes 26 de octubre presentaremos el Tema "Cómo motivar a tu hijo", donde revisaremos las diferentes teorías que tratan sobre la motivación y abordaremos algunas estrategias que puedan ser aplicables.
CREPCH como Centro de atención de diversas alteraciones no solo trabaja la intervención, busca también la prevención, a través de la difusión y la divulgación.
En el trabajo terapéutico, no trabajamos a puerta cerrada donde no sabe el padre qué hacemos, él tiene constante comunicación con el terapeuta y cada tres o cuatro meses se realiza una evaluación donde se trabaja directamente con su hijo y asiste a asesorar el caso Coordinación técnica, quien da orientación y apoya con su valoración objetiva los avances y residuales que hay que seguir trabajando.
Contamos con un espacio de Docencia, donde los terapeutas reciben formación y revisan diferentes estrategias de intervención y comprensión de las manifestaciones sintomáticas de los pacientes.
La atención a los padres es de igual importancia, y si lo requieren contamos con Terapia de pareja u orientación familiar para que ahí resuelvan sus conflictos y puedan lograr el mejor resultado con su hijo.
Te esperamos, sabemos cómo ayudarte.
CREPCH
Norte 81-A # 509 col. Electricistas
53 52 43 30
53 52 63 04

domingo, 24 de octubre de 2010

La ética

El ser humano necesita hacer lazo social, para convivir con sus “semejantes”. Para ello requiere que haya mediación de una ley que le regule y garantice su posición respecto al otro. Enunciada, logra que los seres se sujeten y se agrupen. Los excesos se castigan, la regulación se impone, surgen los principios, los valores, la moral y la ética como la palabra de la ley. Todos nos regulamos, o esperamos sea así.


La ética como el hacer el bien
La moral como el bien hacer.

Van imponiéndose como un decir que sustenta el actuar del sujeto, grupos y naciones.
¿Cómo se desarrollan estas dos instancias?
Desde que somos gestados. Al tener un lugar en el deseo de mamá, el esperarnos. El que nos figure nos da un lugar ante ella. Al irnos educando nos va introyectando el bien hacer las cosas: comer, asearnos, ordenarnos etc...
Aprendemos de ella hacer lo que nos corresponde desde su perspectiva, como ella considera que debe ser en un marco de referencia general. Ella hace valer el mito familiar que justifica por qué hacemos lo que hacemos y el cómo.
Es el padre el que al incidir en el hogar hace que el bien hacer transcurra hacia el hacer el bien, principio básico que nos impone ir más allá de lo fáctico que nos lleva a buscar lo que es más que la satisfacción personal, es el bien común.
El bien hacer al ser particular llega a convertirse en una interpretación errónea y transgredir al sujeto mismo, pues se enseña a hacer bien el mal, o sea la ley loca. Las reglas las imponen las personas porque quieren ellas y no porque hay algo más que les indica que éstas valen la pena como las que vienen de un estatuto o código. La moral se hace tan particular que se crea un mundo, un submundo como la moral del delincuente que lo agrupa ante su jefe e iguales en una jerarquía.
La ética busca hacer el bien dónde no esta inscrita la demanda de una persona sino de algo que va más allá de los intereses de los sujetos en cuestión. Este hace LAZO SOCIAL, permite la convivencia con respeto y crecimiento.
Lamentablemente esto es tan fácil de confundir que en el apremio personal, al hacer valer el orden se llega a interpretar que el “otro” transgrede al sí mismo y se vive como el adolescente que crea sus propias leyes y modifica una “ética” particular para sustentar su actuar. Se vive impedido, rechazado, RESENTIDO.
“El resentido es genuinamente estéril, no produce un efecto real. Presenta una feroz actitud destructiva respecto a todo lo existente, pero al mostrarse incapaz de producir algo distinto a lo criticado, su embestida queda atrapada plenamente en el interior de la lógica del dispositivo que combate. Es una ley que opera con mucha severidad y su eficacia es tremenda porque se presenta con un disfraz que nos despista: por un lado nos confirma como acérrimos enemigos del orden constituido pero al mismo tiempo nos vacía de toda potencia inventiva, con lo que termina arrojándonos al pozo de los resentidos en donde no se cultiva otra cosa que más resentimiento, esterilidad y todos sus derivados”. Raúl J. Cerdeiras

domingo, 17 de octubre de 2010

Cómo apoyar en casa el tratamiento terapéutico

Aceptar que tenemos un problemas es ya un paso importante para comenzar a dar solución a una situación diversa que sucede en nuestra vida.
Esto nos brinda:
1.- Un conocimiento de la situación.
2.- Posibilidades.
3.- Objetivos a corto y largo plazo.
4.- Experiencia.

Ignorar qué nos pasa, propicia miedo (emoción paralizante y negativa).
Definir qué es lo que sucede es trascendente.
Hay que poner en nuestras propias palabras la comprensión del problema.
Términos, conceptos abstractos, sólo nos confunden.
Hay que OPERACIONALIZAR.
“La definición operacional de un concepto consiste en definir las operaciones que permiten medir ese concepto o los indicadores observables por medio de los cuales se manifiesta ese concepto.”
Cuando hablamos de un trastorno infantil, tenemos que ubicarlo dentro de un ser que está en desarrollo, por lo tanto no podemos pensar que se trate de un problema que ya es de por vida, a menos que sea una lesión o un síndrome. Y por ello si lo intervenimos tendrá un pronóstico favorable. Buscamos entonces comprender lo que pasa con nuestros niños, pero si lo desconocemos tendemos a conjeturar y a generalizar, enunciando adjetivos que sólo etiquetan y marcan la vida del pequeño. Los adjetivos señalan, estigmatizan. El YO del chico que busca identificarse hace suyos estos términos y los internaliza. Él mismo incluso los enuncia para decirse. Al no tener otros referentes, incluso confirma que él es eso de quien se dice.

Aceptación, acompañamiento, comprensión es lo que necesita nuestro pequeño, tenemos que aceptar que necesitamos ayuda y que esa guía nos orientará por el camino de la rehabilitación, reeducación y estimulación. En el inicio del tratamiento no solo a nosotros los padres nos costará aceptarla, a él también; tenemos que ser pacientes para que se adapte, darle la oportunidad a que logre aceptar que un “alguien” (su terapeuta) seguirá de cerca sus vicisitudes. Tal vez antes de que empiece el trabajo formal, tenga que iniciar con juegos y acercamientos informales para así dar paso a un interjuego que lo irá llevando hasta el trabajo formal, donde ahora sí comenzarán a ponerse en práctica las técnicas y estrategias de intervención.
Pero, y ahora ¿qué hacer por nuestra cuenta?, si no hay indicación de un trabajo domiciliario, todas las habilidades de auto cuidado serán un objetivo diario a realizar para dar estimulación a las áreas de desarrollo que posibiliten una maduración pertinente para nuestro chico.
ALIMENTACIÓN
DESCANSO
ASEO
VESTIMENTA
JUEGO
RECREACION
-Juguetes
-Paseos
-Deportes
-Cine, T. V.
-Sociabilización

Hay que saber manejar las ansiedades, y desorganizaciones que puede padecer el chico, hay que considerar lo siguiente:
-Saber prever situaciones
-Llevar una rutina
-Informarle de acontecimientos nuevos
-Darle estabilidad en actividades y estímulos.
-Establecer límites claros.
-Aceptar las limitaciones de nuestros niños.
-Manejar los caprichos y las reacciones catastróficas.
-Distinguir los errores que les hacemos cometer, de los que ellos cometen.

Este es el tema de nuestra plática de este mes. Llama al 53 52 43 30 para informarte de la siguiente.

sábado, 9 de octubre de 2010

Amor

Estamos habituados a corregir a nuestros hijos condicionando sus respuestas, a través de consecuencias (castigos y manejo de estímulos), terminando en que ellos son los que nos controlan. Por ejemplo, “si no haces la tarea no ves televisión”, “si no comes no hay postre”, “si no estás en paz no te compro dulces”, “si no dejas de pelear con tu hermano no te llevo de paseo”, etc..
Estas situaciones van complejizándose pues el chico pareciera que se empecina en ignorarnos. Es más, nos muestra que no le interesan las consecuencias de sus actos. Nos dice que no le importa, o bien no muestra ninguna señal de incomodidad; la indiferencia nos impacta y confunde. Generando una escalada de estrategias que terminan provocando una pugna de poder donde nadie gana. Pero sí hay dolor y frustración que pegan en la autoestima de cada uno de forma imperecedera.
En familia como en la escuela esto pasa cotidianamente.
Nos olvidamos que estamos frente a un ser igual que nosotros, y nos colocamos como una autoridad que debe ser seguida por obviedad, “por que soy tu padre” o “tu maestro”. Frente a la autoridad solo hay sometimiento o rebelión.
Queriendo hacerlos autónomos e independientes los hacemos medrosos u opositores y negativistas.
Entonces, ¿cómo se forma un ser humano?
Identificándose
¿A quién? No a “cualquiera”, que llega a suceder. Sino a la figura que le es más importante. ¿Y qué lo hace importante?, el AMOR que le hace sentir.
La madre es esa primer figura y a través de sus cuidados el pequeño desea ser para ella lo más importante. Tiende a querer satisfacerla agradándola, haciendo lo que ella le pide, sin embargo eso no es del todo posible, ya que mamá busca otras satisfacciones que no es él (pareja, hermanos, casa, trabajo, familia).
Esto lanza al pequeño a buscar otras satisfacciones sustitutivas, que de ser afortunadas, harán que encuentre en su hacer una manera de construirse a sí mismo con la guía de mamá y/o papá.
Esto es un ideal que no siempre se cumple: los impases
se presentan:
1.- Mamá no encuentra satisfacción en su hijo, pero tampoco en nada más.
2.- Mamá se regocija en el hijo, pero no en nadie más.
3.- El hijo se ve incapacitado en reconocer lo que mamá le da.
4.- El hijo no se satisface con nada de lo que le dan.

Estas variantes pueden ser muchas más.
Sabemos amar pero no sabemos dejarnos amar. Por amor damos, pero no nos percatamos que el otro necesita amarnos, darnos.
Por amor somos capaces de cualquier cosa.
El amor en su búsqueda de reciprocidad permite que dos seres diferentes puedan coexistir, pero a la vez puede provocar también que no se puedan llevar.
El amor nos hace creer que nosotros:
Queremos lo mejor para el otro
Sabemos qué es lo que necesita el otro
Podemos darle lo que necesita
Pero olvidamos que el otro también piensa lo mismo.
¿Quién TIENE LA RAZÓN?
Terminamos no dejándonos amar, amando demasiado o bien defendiéndonos.
El chico desobediente ¿no nos estará pidiendo que lo dejemos de amar tanto?, o ¿que aceptemos cómo él puede amarnos? o ¿que no sabe cómo expresarnos cómo amarnos?. Interrogantes que cada cual tendrá que buscar.
Saber DAR resulta más fácil, ser activo en la relación es más seguro, dominamos e imponemos. Pasarnos a la posición pasiva de RECIBIR es abandonarnos al otro, es esperar que nos den lo que necesitamos a expensas del albedrío de quien nos lo da.
Dejemos que nos amen nuestros hijos

domingo, 3 de octubre de 2010

La emoción

Estando viviendo el día a día con nuestro estudiante y en la cercanía de los exámenes del primer bimestre nos es importante tener presente que todo ser humano puede manifestar en su vivencia particular conductas o rasgos que nosotros como adultos próximos a ellos debemos tener en cuenta.
Vivir la vida observándola de forma objetiva, es muy complicada. Ver que las cosas que suceden a nuestro alrededor son las que son, hacen que el mundo se viva de forma gris, plana, apática. Darle color, sentido, significación nos permite vivir una experiencia propia que hace que cada vivencia sea única e irrepetible para cada persona.
Todo este proceso es la vida emocional, es esa experiencia subjetiva que hace que cada hecho acontecido tome un impacto diferente en cada sujeto. Un paisaje, una vivencia, un problema será tomado de forma muy diferente según sea la expectativa de la persona.
El niño al representar su mundo hace esto mismo desde sus posibilidades, desde ese forma de representarlo mágicamente, hasta la forma fantaseada, para así permitirle vivirlo de una manera llevadera.
Cuando el niño se relaciona con sus padres, hermanos y personas en general, tiende a representarlos de alguna manera y desde ahí vivirlos, las consecuencias pueden ser varias: desde generar una inhibición, una fobia, un estado de angustia, depresión.
INHIBICION
En este estado el chico deja de hacer cosas que usualmente hacía, deja de disfrutar hechos que para otros chicos de su edad parecen satisfactorios. La retracción, la imposibilidad de vincularse, la falta de integración merman las posibilidades de desarrollo. Generalmente se presenta después de una experiencia muy fuerte, que deja una huella imperecedera en la psique del chico, o bien puede deberse a la suma de diversas vivencias, que pueden deberse a una sobreprotección o exceso de exigencia, que provocan un estado de insuficiencia frente a la realidad. El sí mismo del chico se empobrece y su seguridad frente a sus capacidades se reduce. Enfrentar las demandas de los demás se le hace imposible. El trabajo terapéutico se hace un camino necesario para poder reintegrar su confianza en él.
FOBIA
En este trastorno el chico intercambia algo que no puede manejar, por otro objeto en el que puede representar su miedo y vivirlo intensamente sin los conflictos frente al personaje sustituido. Así, el miedo a los animales bien podría ser el miedo a su padre y autoridad, que al no poder manejarlos los lleva a la escena del encuentro con los seres con pelos en los cuales deposita su desavenencia afectiva, rehuyéndoles y expresándoles su insatisfacción.
El miedo a lugares amplios, calles, explanadas, nos remitirían a un conflicto de contacto, miedo a la intimidad o a la soledad.
Hay un sinfín de fobias, en todas y cada una de ellas, se ha sustituido algo por otro diverso donde se puede representar lo que se reprime.
Tratar lo que origina la fobia es de vital importancia, lo que implica ubicar el origen y causa, abordándose esto, la resolución emerge progresivamente.

ANGUSTIA
Se diferencia del miedo, por que no se presenta frente a un objeto o situación concreta. En la angustia no hay nada que explique por qué se siente mal, solo se percibe un estado de sobrecogimiento, alerta y sosobra inexplicable. Siendo inespecífica la situación, el estado se hace inllevable para la persona.
La angustia es un estado donde no hay NADA, esa nada es lo que provoca las reacciones, la persona no puede poner lo que ponía y hacer de la vida algo llevadero. La disolución de su objetivo de vida, pérdidas, vivencias traumáticas pueden ser la causa de este estado.
La elaboración de las vivencias de la persona, una a una, puede ir haciendo encontrar que lo ha puesto en esa situación, puede ser algo muy evidente o un complejo de situaciones que lo dispongan a ello.
Las pérdidas amorosas son propiciadoras de estos estados, de los cuales se sale más prontamente.
DEPRESION
Este padecimiento se produce a consecuencia de un daño vivido externamente, que es llevado al sí mismo con auto laceración. El sujeto se encarga de auto agredirse, denigrarse, provocándose un estado de devaluación severo.
Hay también causas endógenas, es decir, del sujeto mismo, como son la enfermedad o problemas mentales.
Los niños “solos” se deprimen de forma importante, la falta de compañía y apoyo se torna insoportable y la depresión se hace una forma de sobrellevar la vivencia.
Saber con qué se cuenta para enfrentar las demandas de la realidad y resolverlas con éxito, son aspectos que hay que atender de forma importante.
La labilidad afectiva es un componente propiciador de la depresión, un alma fuerte sabe enfrentar mejor las situaciones.
TRASTORNO PSICOSOMATICO
El cuerpo habla aquí. Ya no es la palabra o la acción lo que manifiesta el conflicto. Cada parte de nuestro organismo se manifiesta diciendo algo de nosotros. Los problemas dermatológicos, gastrointestinales, respiratorios etc., son formas de dar discurso a un conflicto no manifiesto, no asumido.
La relación mente cuerpo es una dimensión de múltiples imbricaciones, el cuerpo es un real que nuestra mente intenta representar, asumiéndolo en un “soy”, pero que no alcanza a asir. No decimos soy un brazo, una pierna, un ojo, decimos soy Pedro, María, y sin embargo sentimos ese cuerpo.
El cuerpo es erogeneizado por un “otro”, y eso hace que cada parte tome un valor diferente. Haciendo que en suma lo vivamos de una forma no propia, sino en base a lo que fue dado por los otros. Enfermamos de aquello de lo que nos quitan, o de lo que nos dan en exceso, así como de lo que ansiamos.