domingo, 3 de octubre de 2010

La emoción

Estando viviendo el día a día con nuestro estudiante y en la cercanía de los exámenes del primer bimestre nos es importante tener presente que todo ser humano puede manifestar en su vivencia particular conductas o rasgos que nosotros como adultos próximos a ellos debemos tener en cuenta.
Vivir la vida observándola de forma objetiva, es muy complicada. Ver que las cosas que suceden a nuestro alrededor son las que son, hacen que el mundo se viva de forma gris, plana, apática. Darle color, sentido, significación nos permite vivir una experiencia propia que hace que cada vivencia sea única e irrepetible para cada persona.
Todo este proceso es la vida emocional, es esa experiencia subjetiva que hace que cada hecho acontecido tome un impacto diferente en cada sujeto. Un paisaje, una vivencia, un problema será tomado de forma muy diferente según sea la expectativa de la persona.
El niño al representar su mundo hace esto mismo desde sus posibilidades, desde ese forma de representarlo mágicamente, hasta la forma fantaseada, para así permitirle vivirlo de una manera llevadera.
Cuando el niño se relaciona con sus padres, hermanos y personas en general, tiende a representarlos de alguna manera y desde ahí vivirlos, las consecuencias pueden ser varias: desde generar una inhibición, una fobia, un estado de angustia, depresión.
INHIBICION
En este estado el chico deja de hacer cosas que usualmente hacía, deja de disfrutar hechos que para otros chicos de su edad parecen satisfactorios. La retracción, la imposibilidad de vincularse, la falta de integración merman las posibilidades de desarrollo. Generalmente se presenta después de una experiencia muy fuerte, que deja una huella imperecedera en la psique del chico, o bien puede deberse a la suma de diversas vivencias, que pueden deberse a una sobreprotección o exceso de exigencia, que provocan un estado de insuficiencia frente a la realidad. El sí mismo del chico se empobrece y su seguridad frente a sus capacidades se reduce. Enfrentar las demandas de los demás se le hace imposible. El trabajo terapéutico se hace un camino necesario para poder reintegrar su confianza en él.
FOBIA
En este trastorno el chico intercambia algo que no puede manejar, por otro objeto en el que puede representar su miedo y vivirlo intensamente sin los conflictos frente al personaje sustituido. Así, el miedo a los animales bien podría ser el miedo a su padre y autoridad, que al no poder manejarlos los lleva a la escena del encuentro con los seres con pelos en los cuales deposita su desavenencia afectiva, rehuyéndoles y expresándoles su insatisfacción.
El miedo a lugares amplios, calles, explanadas, nos remitirían a un conflicto de contacto, miedo a la intimidad o a la soledad.
Hay un sinfín de fobias, en todas y cada una de ellas, se ha sustituido algo por otro diverso donde se puede representar lo que se reprime.
Tratar lo que origina la fobia es de vital importancia, lo que implica ubicar el origen y causa, abordándose esto, la resolución emerge progresivamente.

ANGUSTIA
Se diferencia del miedo, por que no se presenta frente a un objeto o situación concreta. En la angustia no hay nada que explique por qué se siente mal, solo se percibe un estado de sobrecogimiento, alerta y sosobra inexplicable. Siendo inespecífica la situación, el estado se hace inllevable para la persona.
La angustia es un estado donde no hay NADA, esa nada es lo que provoca las reacciones, la persona no puede poner lo que ponía y hacer de la vida algo llevadero. La disolución de su objetivo de vida, pérdidas, vivencias traumáticas pueden ser la causa de este estado.
La elaboración de las vivencias de la persona, una a una, puede ir haciendo encontrar que lo ha puesto en esa situación, puede ser algo muy evidente o un complejo de situaciones que lo dispongan a ello.
Las pérdidas amorosas son propiciadoras de estos estados, de los cuales se sale más prontamente.
DEPRESION
Este padecimiento se produce a consecuencia de un daño vivido externamente, que es llevado al sí mismo con auto laceración. El sujeto se encarga de auto agredirse, denigrarse, provocándose un estado de devaluación severo.
Hay también causas endógenas, es decir, del sujeto mismo, como son la enfermedad o problemas mentales.
Los niños “solos” se deprimen de forma importante, la falta de compañía y apoyo se torna insoportable y la depresión se hace una forma de sobrellevar la vivencia.
Saber con qué se cuenta para enfrentar las demandas de la realidad y resolverlas con éxito, son aspectos que hay que atender de forma importante.
La labilidad afectiva es un componente propiciador de la depresión, un alma fuerte sabe enfrentar mejor las situaciones.
TRASTORNO PSICOSOMATICO
El cuerpo habla aquí. Ya no es la palabra o la acción lo que manifiesta el conflicto. Cada parte de nuestro organismo se manifiesta diciendo algo de nosotros. Los problemas dermatológicos, gastrointestinales, respiratorios etc., son formas de dar discurso a un conflicto no manifiesto, no asumido.
La relación mente cuerpo es una dimensión de múltiples imbricaciones, el cuerpo es un real que nuestra mente intenta representar, asumiéndolo en un “soy”, pero que no alcanza a asir. No decimos soy un brazo, una pierna, un ojo, decimos soy Pedro, María, y sin embargo sentimos ese cuerpo.
El cuerpo es erogeneizado por un “otro”, y eso hace que cada parte tome un valor diferente. Haciendo que en suma lo vivamos de una forma no propia, sino en base a lo que fue dado por los otros. Enfermamos de aquello de lo que nos quitan, o de lo que nos dan en exceso, así como de lo que ansiamos.

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