miércoles, 30 de marzo de 2011

Espacialidad y temporalidad

La experiencia que CREPCH ha recopilado durante estos 37 años de vida, en su hacer terapéutico, le han permitido corroborar que todo aquello que nos constituye son ingredientes de vital importancia y que no pueden ser soslayados so pena de ver a un individuo como un ser unidimensional y sin contexto. La estructura que representamos se constituye como una complejidad que es más que la suma de sus partes, la articulación que esta toma nos da la posibilidad que su significación haga historia y proyecte una multiplicidad de sentidos, donde la diversidad tiene espacio para así proyectarse. Compartimos con Ustedes los conceptos que sostiene nuestro quehacer de intervención. Hoy abordaremos dos atributos que son importantes en el Proceso de Comunicación Humana y que se ligan a una dimensión importante que es la percepción, estos son la ESPACIALIDAD Y LA TEMPORALIDAD dos atributos que dan dimensión a nuestra forma de entablar relación con el mundo y que permiten que exista una subjetividad. Ver la realidad con espasmosa objetividad haría que nos horrorizáramos tornándose inllevable e irrepresentable. No sólo vemos, oímos y nos movemos, integramos una exterioridad, donde lo interno y lo externo se hacen uno, decimos “cada cabeza es un mundo” y es que así es, cada cual lo representamos a nuestra manera, casi como un artista que nos recrea la vida con su capacidad creadora. He aquí un bosquejo de estos conceptos, esperamos les sean interesantes.

ESPACIALIDAD


La insuficiencia con la que nacemos, hace que seamos los seres vivos más dependientes hasta edades tardías. Es mamá quien nos da la ortopedia necesaria para poder funcionar en este mundo. Nos amamanta, nos asea, nos ubica en un entorno. Conforme vamos madurando, la motricidad que se va desarrollando nos permite las primeras manipulaciones de los objetos más cercanos, con lo que paulatinamente vamos desarrollando una noción de nuestro cuerpo, este conocimiento de nuestro Esquema corporal va desarrollando las estructuras para generar un conocimiento y una noción de sí que constituirá las bases de la confianza y seguridad. No basta esto, al integrar una lateralidad (derecha – izquierda), vamos proyectando nuestro cuerpo hacia una dimensión ESPACIAL, la cual se constituye de dos tipos: º El espacio práctico, ligado a la solución de los problemas concretos, manipulativos espaciales. º El figurativo, ligado a la capacidad de representarse mentalmente el espacio y poderlo simbolizar. Según el tipo de educación y de patrones culturales, puede dominar más uno u otro de los dos tipos. En el parvulario hay que trabajar los dos tipos de espacio con actividades diversas concretas y figurativas. Evolutivamente el niño pasa por tres estadios en la adquisición y control de la noción de espacio. Son el espacio topológico, hasta los 5 – 6 años, el proyectivo (de los 6 a los 9) y el euclidiano (de los 7 a los 12). En la fase de espacio topológico el niño solo halla relaciones dentro de una misma figura. Va adquiriendo las relaciones de proximidad, separación, ordenación, inclusión y continuidad. El control de estas nociones es más fácil en el espacio amplio y manipulativo que en el gráfico. En el espacio proyectivo busca las relaciones entre los distintos objetos o figuras. Va adquiriendo las nociones de perspectiva, proyección. En el espacio euclidiano tiene en cuenta la tridimensionalidad, buscando las proporciones, distancias, semejanzas y diferencias. Podemos hablar de varios campos de trabajo de las nociones espaciales: el propio cuerpo, el espacio amplio exterior (clase, patio, jardín, calle) el espacio manipulativo (cubos, cajas, plastilina…), y el espacio gráfico del dibujo, pintura, escritura. Ahora bien estas nociones son de vital importancia para el desarrollo de las habilidades de nuestros hijos y no son de fácil adquisición, por lo que de sus insuficiencias emergen problemas importantes como la dislexia (con todas sus variantes, Alexia, digrafía, discalculia), hasta el desagrado por escribir y leer. Inclusive la posibilidad de ubicarnos en un lugar geográfico y hasta perdernos, en una calle o centro comercial.

Temporalidad


Para los niños la noción del tiempo es de difícil adquisición, ya que no pueden tener una percepción concreta del mismo. Cuando están en el presente ya se les ha escapado el pasado y todavía no conocen el futuro. El ritmo es una de las primeras adaptaciones del movimiento del niño a una seriación temporal marcada por un instrumento, una música, etc. El niño debe encontrar su ritmo espontáneo más lento o más rápido y poco a poco ir adaptándose al ritmo marcado desde el exterior. Una vez descubierto el ritmo rápido y lento deberá conseguir el paso fácil de uno a otro y más matices. El régimen horario es importante para la estructuración del tiempo del niño. El horario de las comidas o el de ir a dormir, el de las horas del sueño, etc. debe ser regular, sin llegar a ser riguroso. La noción de seriación temporal el niño lo va adquiriendo ligada a la ordenación espacial o a las situaciones vivenciadas. Comer primero, después estudiar, por último ver T. V. Primero va comprendiendo dos nociones por contraste perceptivo o de asociación: día (claridad) noche (oscuridad): sábado y domingo, días de fiesta, los restantes días de la semana, va a la escuela. Más adelante va comprendiendo tres o más nociones: mañana – tarde – noche… Conforme avanza esta comprensión, se van desarrollando capacidades intelectuales importantes, tal como las operaciones concretas y las lógicas formales (J. Piaget). Lo que nos permite comprender relaciones causales que dan una posibilidad de establecer hipótesis, si A esta presente, entonces B tendrá tal efecto, la capacidad deductiva nos permite hacer generalizaciones, el adolescente entonces adquiere una gran capacidad para manejar dichas posibilidades y se vuelve entonces un crítico acérrimo, al colocar los antecedentes y consecuentes en una lógica que sorprende. Jacques Lacan estudia esto y postula en la temporalidad dos aspectos importantes. El orden lógico es cronológico, la sucesión de tiempos es secuencial, pero en el SUJETO, dice, no hay sólo un orden lógico hay uno SUBJETIVO, y este se estructura en dos momentos y un acto: Un tiempo de mirar, otro de comprender y uno más de concluir. Estos momentos son subjetivos, se dan por el movimiento psíquico de cada sujeto. Y tenderán a un ritmo propio dependiendo de cada cual. Solo que esto no siempre pasa y hay la posibilidad de quedar atrapados en alguno de ellos. Muchos adolescentes, y hasta nosotros mismos, nos quedamos en el momento de mirar, sin hacer nada, impávidos ante la no percepción de lo que se manifiesta. “nada pasa por nuestras narices”, “ojos que no ven corazón que no siente”. Es vivir la vida en “la bella indiferencia”, el mal está en los otros no en mí. Hay quienes se quedan en el intento de comprender, qué está pasando o qué fué lo que pasó, un ejemplo sería el haber sido infligido por la infidelidad de la pareja. Se sufre y es por elección, ya que no se pasa a nada más que a pensar y repensar de todas las maneras que sucedió. Habrá otros que pasarán sin más a la acción sin pensar, ni darse cuenta qué aconteció, es el acto impulsivo, es el explotar. Después del desfogue viene el olvido o la culpa, o si mejor nos va el recuento de daños. Cada tiempo (mirar, comprender, concluir), son dimensiones que nos dan una representación de lo que somos, del cómo nos posicionamos ante la vida y ante los demás. Tiempo y espacio conjugados como atributos de la percepción son los ingredientes importantes para un buen proceso de comunicación humana. La pareja es un vertedero importante de muchas expectativas, y es ahí donde la conjugación de un tiempo y un espacio en el encuadre marital toma dimensiones de crucial trascendencia. Desde dónde vemos al otro, desde dónde nos dejamos ver, qué vemos y qué actuamos por lo tanto, son acepciones que no siempre estamos atentos a percatarnos. Ser unos niños berrinchudos, una bruja, la loca, el gruñón, el agresivo, el indolente, son varios de muchos adjetivos que nos FIJAN EN UNA ESPACILIDAD Y UNA TEMPORALIDAD que dañan la espontaneidad y confianza de una pareja. Revisemos nuestro devenir y vivamos la experiencia de SER.

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