miércoles, 7 de julio de 2010

Fin de cursos

Este final de ciclo escolar 2009-2010 nos permite valorar el esfuerzo dado en el año, y nos invita a reflexionar sobre lo vivido, no sobre los resultados, la experiencia obtenida es más valiosa que un diez o una medalla, ayudemos a que el tránsito por la escuela sea un acontecimiento que nos llene de satisfacción y de posibilidades.

Les ofrecemos las siguientes ideas para que a partir de ellas puedan plantearse desde dónde se ubican para celebrar con sus hijos los resultados obtenidos.



¿Qué esperas de tu hijo...?Presuponemos que lo que esperamos es lo mejor para él.Nos basamos en lo que socialmente se estipula y en lo que nuestro amor nos dicta.Olvidamos que nuestros chicos se ven atravesados por nuestro deseo, nuestra mirada los toca hasta lo más recóndito, la voz que los designa, los señala.Ser dichos no es lo mismo que decirnos, ya que al calificarnos adoptamos el imperativo "eso soy". La razón categórica no da lugar a la duda "eso somos". Emerge una certeza que no es cuestionable, que atraviesa al ser haciéndonos objetos de los demás. No queda más recurso que violentarnos o inutilizarnos. Si nos defendemos nos marginamos, si nos pasivizamos sufrimos.En esta época de exámenes y calificaciones finales, corremos el riesgo de vulnerar a nuestros hijos; el reprobar o aprobar se tornan verdaderos designios y calificativos del sujeto.Los chicos ya no son ellos, son las calificaciones, los reportes, la ansiedad los hace presa.Alitosis, insomnio, gripas, afonías, accidentes, erupciones, son entre otras las manifestaciones de esa VOZ que señala, que atraviesa.La obtención de una calificación aprobatoria se convierte en un asunto de vida o muerte. El chico prefiere morir un poco antes del resultado, es decir mortificarse. Asunto silencioso, que se manifiesta sin manifestarse.El asunto se convierte en una resurrección o muerte anunciada.Nosotros los padres nos tornamos un tanto sádicos, libertinos, inconscientes. Gozamos sin saber del "otro", el chico se ve atrapado en nuestras redes.Todo transcurre tan taimadamente que no nos percatamos y la laceración surge.Evitemos esto, hablemos con el chico, hagámosle hablar y hablemos nosotros también. ESPEREMOS "qué puede ofrecerme" y no "qué quiero de él".Aprendamos que no basta mostrarle el amor y por lo tanto que yo sé qué es lo que él necesita y que yo soy quien puede dárselo. Permitámosle que nos muestre de lo que es capaz y aceptemos lo que nos puede dar. DEJEMOS QUE ÉL NOS AME, DÉJESE AMAR.

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