Elegir plantel para la educación media
superior es una decisión de importancia, pues representa lo que va a elegir
para realizar en su vida. Esta vocación es lo que el joven tiene que reconocer,
no en un plano existencial, ni psicológico, menos aún espiritual. Es el saber con qué aptitudes y actitudes
cuenta, así como las habilidades con las que compite en el medio académico, los
intereses sociales y económicos y en algunos casos los antecedentes
profesionales familiares.
Las aptitudes podemos ubicarlas como:
INTERÉS PARA EL TRABAJO AL AIRE LIBRE, INTERÉS MECÁNICO, INTERÉS PARA EL
CALCULO, INTERÉS CIENTÍFICO, INTERÉS PERSUASIVO, INTERÉS ARTÍSTICO PLÁSTICO,
INTERÉS LITERARIO, INTERÉS MUSICAL, INTERÉS POR EL SERVICIO SOCIAL, INTERÉS EN
EL TRABAJO DE OFICINA.
Las actitudes serían: PREFERENCIA POR
TRABAJOS EN GRUPO, PREFERENCIA POR SITUACIONES ESTABLES Y FAMILIARES,
PREFERENCIA POR TRABAJOS DE ORDEN INTELECTUAL O TEÓRICO, PREFERENCIA POR
SITUACIONES NO CONFLICTIVAS, INCLINACIÓN A DIRIGIR O DOMINAR A LOS DEMÁS.
Si el proceso de comunicación humana se
encuentra alterado encontraremos dificultades para que el chico pueda ubicar
sus áreas de interés, y si presenta un rendimiento inestable, más aún le será
difícil encontrar concordancia entre sus aptitudes y actitudes.
La posibilidad de encontrar estabilidad
requiere de una buena ubicación espacio temporal, que de encontrarse
desfasada hará que el chico salte de
elección de una carrera a otra.
El conocimiento de la profesión que
desea y de las oportunidades de trabajo es otro factor que debemos considerar. No
basta con ser médico, hay una diversidad de especialidades y campos de trabajo
que deben ser explorados por el aspirante y considerados para su opción.
Este proceso generalmente es natural,
pero si hay alguna alteración en el proceso de estructuración de la persona, un
estudio vocacional sería recomendable para ayudar a una mejor elección.
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